Mitos, tabúes y realidades

Tabú: «La psicología es incompatible con el islam, es haram.»

La realidad es que si bien ciertas teorías o técnicas psicológicas son incompatibles con las enseñanzas del Islam, descartar la psicología y los importantes beneficios que ofrece en conjunto con el islam, sería un gran error. 

A diferencia del enfoque secular, el punto de vista islámico no diferencia entre el conocimiento científico y la religión, sino que cree que funcionan mano a mano. La Revelación (el Corán y la Sunnah legal) es de Dios, de Allah,  por lo tanto, es la verdad suprema. La ciencia, sin embargo, es el producto del razonamiento humano que, aunque el Islam valora mucho, sigue siendo secundario a la revelación, ya que puede incluir errores. Por lo tanto, los musulmanes pueden y deben beneficiarse de las investigaciones y las experiencias científicas, siempre y cuando estén de acuerdo con lo que enseñan el Corán y la Sunnah legal del Profeta (la paz y las bendiciones sean con él). Esto es lo que realizan los que trabajan con la psicología desde la perspectiva islámica.

Para el psicoterapeuta es imprescindible un buen conocimiento sobre la creencia (‘aaqīdah) y de la naturaleza humana. Desde hace años, puede estudiarse la carrera de psicología islámica y otras ciencias sociales, donde son avaladas por diversas universidades islámicas del mundo. Se entiende que las estrategias terapéuticas solo se verán potenciadas cuando son aplicadas a través de los principios islámicos del Corán y la Sunnah. De lo contrario, los avances, aunque también sean positivos, tendrán sus limitaciones. Cualquier estrategia terapéutica estará sujeta al vínculo que tengamos con Allah. Para esto, es primordial conocerse a sí mismo, y aquí es donde la psicología islámica trabaja. ¿Pero cómo? Eso requiere una explicación más extensa, pero una vez nos contacte, nos comprometemos a acompañarle en este proceso. Para más información al respecto lea en web de Islamqa, la respuesta número 99983: Ruling on studying psychology and law

Mito: «El Islam es una forma de vida, no es necesario consultar a un psicólogo.”

Esto se relaciona con la idea de que el Islam es lo único que necesitamos. De eso no hay dudas.
Es cierto, todo lo que necesitamos es a Allah, exaltado sea, pero la realidad es que eso no debería llevar a desmerecer cualquier tratamiento o conocimiento venido de las ciencias sociales.
Si tienes una dificultad biológica, con necesidad de apoyo e intervención médica, consultarás a un médico, la respuesta no será «el islam es suficiente”. Si existe una necesidad de construcción de ingeniería tampoco la respuesta será «el islam es suficiente”. Pero ¿qué pasa si te encuentras ansioso de repente, o tu estado de ánimo comienza a pasar de la felicidad eufórica a la depresión profunda sin ninguna razón aparente? ¿Cómo se las arreglaría una persona que experimenta violencia en el hogar o sobrevive a un accidente automovilístico? ¿Qué harías si pareciera que no puedes llegar a un entendimiento mutuo con tu cónyuge? 
Si bien el islam nos da una guía y nos orienta adecuadamente a cuáles son los pasos a seguir desde el punto de vista islámico, ¿Qué pasa cuando a pesar de los intentos genuinos de esta pareja por mejorar la situación, aún siguiendo la guía del Corán y la Sunnah, la situación no mejora? ¿Por qué la pareja, no puede implementar todas estas evidencias?
Aquí es importante entender que, en la mayoría de los casos, no se puede implementar porque la historia de un individuo es bastante más compleja, y no necesariamente va a poder modificarse automáticamente con consejos de lo qué hay que hacer. Puede haber razones profundas por las cuales un individuo tenga ciertas características. Quizá un individuo haya sufrido experiencias negativas en el pasado, tales como abandono y abusos, o sufrido una serie de traumas en su vida, lo cual no le facilite desarrollar ciertas habilidades en su presente. Quizá tenga patrones cognitivos y emocionales que no le permiten modificar su conducta. Aquí es donde empieza la labor de exploración terapéutica, aquí es donde la Psicología y el Islam, se unen.

Tabú: «¿Ir al psicólogo? ¿Para qué, si solo debería hablar con el sheikh sobre esas cosas?»

La realidad es que una cosa importante que debe hacerse es poder empezar a distinguir los roles. Los mashaikhs con toda la buena voluntad dan consejos, y se ocupan de las problemáticas que tiene la comunidad; muchos dan excelentes consejos y realmente se comprometen Ma Sha Allah. 
Pero ¿Qué pasa en aquellos casos en los cuales se requiere respuestas que, por no ser su especialidad la salud mental, su alcance es limitado? Existe el caso del Imam que la mayoría de las veces por buena voluntad oficia de «psicólogo», «mediador familiar», «abogado», y a veces hasta de «policía”…es decir un sinfín de roles para los cuales, sino está preparado, carecerá de recursos o herramientas para afrontar los diferentes escenarios que suceden en las comunidades. Al encontrarse tan exigido y estar solo en esta tarea muchas veces las cosas pueden salir mal. 
De la misma manera, viceversa: será limitado el alcance del especialista en salud mental cuando éste sea consultado por asuntos específicamente religiosos que excedan sus estudios. Un aspecto que se excede es cuando los musulmanes piden consejo islámico (relativo al fiqh por ejemplo) y esperan que el «psicólogo musulmán» sepa demasiado sobre la religión islámica. En estos casos, se espera que proporcionen información que va más allá del conocimiento y la experiencia de un psicólogo. Aquí, el profesional de la salud debe referirlos a su Sheij o líder religioso local, e informar que la psicología no es un lugar para acceder a información religiosa como tal. Sin embargo, es absolutamente cierto que se debe aplicar la comprensión y principios islámicos en la práctica clínica, para poder trabajar en la problemática que trae la persona. 
Por ejemplo, si una mujer víctima de violencia doméstica se justifica a sí misma como una víctima porque su esposo le ha dicho que él puede ser violento, y que esta debe callarse para tenerlo contento ya que si el esposo está contento con su esposa ésta irá al paraíso, el psicoterapeuta debería informar sobre las evidencias en el Corán y en la Sunnah que sugieren e indican lo contrario. Además de proporcionar la información de que eso es contrario a la ley islámica, lo que sigue es fortalecer a la musulmana a través de la práctica clínica identificando las creencias erróneas que la llevaron a aceptar ciertos puntos de vista dañinos, fortalecer la autoestima entre otras tantas cosas, para proceder a realizar una reestructuración cognitiva y demás estrategias terapéuticas.

Mito: «La psicología islámica es un invento del hombre, no puede ayudarme en nada.»

La realidad es que la psicología islámica no es ningún invento, sino que cuando hablamos de psicología islámica, hablamos de todos los elementos que nos brindan el Corán y la Sunnah para entender, comprender y tratar con la naturaleza humana. Implica, entender el concepto de fiṭrah y contactar con nuestra tendencia e instinto innato a buscar a nuestro Creador. Implica entender el propósito de la vida, asimilar la creencia islámica, (‘aaqīdah), trabajar en elevar la fe (īmān). Tiene que ver con poder distinguir entre el bien y el mal, así como conocer las cuatro entidades espirituales: el alma (rūḥ), el corazón (qalb: ¿Qué lo corrompe, Qué lo purifica?), el intelecto (‘aql) y el yo (nafs). Asimismo, comprender conceptos como el libre albedrío, la responsabilidad y la predestinación (qaḍā y qadar). 

Estas cuestiones que generalmente están ausentes de la psicología moderna, se consideran centrales para la psicología islámica. Involucra conocer al Creador y establecer un fuerte vínculo con El según lo que El indicó. Fomenta la cercanía a Allah, exaltado sea, pues esta alimenta y vitaliza de manera integral a la persona, mientras que estar lejos de Él solo degrada al yo. Sabemos que finalmente, es Allah quien pone la tranquilidad en nuestros corazones. Es por eso que, la psicología islámica, camina en esta dirección, combinando las técnicas y abordajes psicológicos más sofisticados, a la luz de los principios mencionados.